La principal zona del cuerpo que precisa de un óptimo equilibrio artro-muscular en el futbolista (y en la mayoría de los deportistas) y que va a determinar en gran medida el equilibrio del resto del cuerpo, es la cintura lumbo-pélvica, compuesta por la columna lumbar, sacro, pelvis y caderas.
El correcto equilibrio artro-muscular, la estabilidad articular y el control motor de la cintura lumbo-pélvica han sido ampliamente estudiados. Se ha focalizado gran parte del interés científico en la estabilización de la columna lumbar, con el objetivo principal de prevenir y tratar mejor los dolores lumbares en la población general.
Veremos cómo la articulación de la cadera tiene un papel vital en el equilibrio óptimo de todo el complejo lumbo-pélvico.
El control motor lumbo-pélvico y la estabilidad del core
Los investigadores australianos de la Universidad de Queenland fueron unos de los pioneros en los estudios sobre estabilidad y control motor lumbo-pélvico (Hodges, Cholewicky & Van Dicen, 2013; Hodges, Cresswell, & Thorstensson, 1999; Hodges & Richardson, 1996; Hodges & Richardson, 1997; Hodges & Richardson, 1998; Hodges & Richardson, 1999; Richardson, Hodges, & Hides, 2004).
El correcto equilibrio artro-muscular, la estabilidad articular y el control motor de la cintura lumbo-pélvica han sido ampliamente estudiados. Se ha focalizado gran parte del interés científico en la estabilización de la columna lumbar, con el objetivo principal de prevenir y tratar mejor los dolores lumbares en la población general.
Veremos cómo la articulación de la cadera tiene un papel vital en el equilibrio óptimo de todo el complejo lumbo-pélvico.
El control motor lumbo-pélvico y la estabilidad del core
Los investigadores australianos de la Universidad de Queenland fueron unos de los pioneros en los estudios sobre estabilidad y control motor lumbo-pélvico (Hodges, Cholewicky & Van Dicen, 2013; Hodges, Cresswell, & Thorstensson, 1999; Hodges & Richardson, 1996; Hodges & Richardson, 1997; Hodges & Richardson, 1998; Hodges & Richardson, 1999; Richardson, Hodges, & Hides, 2004).
El interés por reducir el dolor de espalda ha originado multitud de investigaciones y publicaciones, apareciendo el concepto de “the core” para referirse principalmente al trabajo de estabilización de la columna lumbar (Akuthota et al., 2008; Barr, Griggs, & Cadby, 2005, 2007; Chek, 1999, 2000; Faries & Greenwood, 2007; Gamble, 2007; Kolber & Beekhuizen, 2007; León, Calvo, & Fernández, 2010; McGill, 2007; McGill, 2010; McGill & Karpowicz, 2009). Conceptos como el "draw-in" de activación de la musculatura profunda abdominal o el "bracing" de McGill de activación abdominal general aparecieron en el panorama del entrenamiento de estabilidad lumbo-pélvica.
A los clásicos ejercicio de abdominales de flexión de la columna vertebral y de rotaciones, se añadieron los ejercicios de estabilización y control motor. Son ejercicios de trabajo abdominal que buscan la estabilidad del segmento lumbo-pélvico, resistiendo momentos de fuerzas de extensión, inclinación y/o rotación que provoquen inestabilidad. Estos ejercicios van desde los más generales hasta ejercicios más específicos orientados a las acciones de cada práctica deportiva o de la vida cotidiana o laboral. La literatura especializada está inundada de ellos.
A los clásicos ejercicio de abdominales de flexión de la columna vertebral y de rotaciones, se añadieron los ejercicios de estabilización y control motor. Son ejercicios de trabajo abdominal que buscan la estabilidad del segmento lumbo-pélvico, resistiendo momentos de fuerzas de extensión, inclinación y/o rotación que provoquen inestabilidad. Estos ejercicios van desde los más generales hasta ejercicios más específicos orientados a las acciones de cada práctica deportiva o de la vida cotidiana o laboral. La literatura especializada está inundada de ellos.
La estabilidad y el control motor lumbo-pélvico y la prevención de lesiones
En los estudios sobre estabilidad y control motor lumbo-pélvico y a pesar de la necesidad de una evidencia científica más consistente, se ha mostrado la relación con la mejora funcional del rendimiento y la prevención de lesiones, no sólo de la columna lumbar sino de todo el miembro inferior (Cissik, 2011; Cowan et al., 2004; Hides et al., 2011; Leetun et al., 2004; McGill, 2010; Nadler et al., 2002; Shirey et al., 2012; Willardson, 2007; Willson et al., 2005).
El mundo del deporte ha aportado y se ha nutrido de estos conocimientos, investigando y aplicándolos en el trabajo con los deportistas. La estabilización artro-muscular y principalmente la estabilización lumbo-pélvica y escápulo-humeral, se han integrado de manera principal en el concepto actualmente conocido como entrenamiento funcional. (Boyle, 2004, 2010; Cook, 2003, 2010; Verstegen & Williams, 2004, 2006)
La importancia del sistema nervioso
Además de garantizar un buen equilibrio artro-muscular, se debe tener un especial interés en garantizar patrones, programas o anagramas motores correctos y patrones de activación/reclutamiento muscular idóneos. El entrenamiento, dando protagonismo al sistema nervioso es imprescindible para una correcta estabilización y control motor. Control motor y sistema nervioso son conceptos inseparables. Hay que entrenar al homúnculo antes que entrenar al hombre.
Ahora viene una pregunta esencial: ¿Mejorando el equilibrio artro-muscular en conceptos de movilidad, elasticidad y fuerza, mejoraremos indirectamente los patrones motores y de activación muscular? o, ¿Actuando sobre los patrones de movimiento y sobre la activación muscular, mejorará el equilibrio artro-muscular? Seguramente ambas respuestas son afirmativas. El cuerpo se comporta globalmente, como un todo, y como un todo deberemos abordarlo, sin desatender ninguna de las posibilidades. De nada valdrá que tengamos un Ferrari si la centralita electrónica no hace funcionar de manera correcta todas las partes de la máquina. La readaptación analítica de una articulación no tendrá sentido sin la reeducación de sus movimientos dentro de los patrones correctos de movimiento y reclutamiento muscular.
Homúnculo sensitivo y motor de Penfield
Dentro de la cintura lumbo-pélvica, las caderas conforman los cimientos del complejo articular y un desequilibrio a este nivel puede provocar desequilibrio y dolor lumbar (Nadler et al., 2002) además de inestabilidad de todo el miembro inferior.
La articulación coxo-femoral está diseñada para mantener un gran rango de movimiento en los tres planos. Deficiencias de movilidad, de estabilidad y de equilibrio muscular en esta articulación alterarán el complejo lumbo-pélvico y sobre todo incrementará, en compensación, el protagonismo y la movilidad indeseada de la columna lumbar, de las articulaciones sacroilíacas y/o de la sínfisis púbica. Estas movilidades indeseadas llevarán a la inestabilidad articular de todo el complejo, y posiblemente al dolor y a la lesión.
Es una premisa que todas las articulaciones necesitan estabilidad a la vez que deben mantener sus completos rangos de movimientos en los diferentes planos. Las dos articulaciones de mayor movilidad, la gleno-humeral y la coxo-femoral, son bastante susceptibles a la inestabilidad precisamente debido a su gran movilidad y a sus complejos sistema de estabilización muscular.
Las caderas, además de sostener el complejo lumbo-pélvico, comandan todos los movimientos del miembro inferior, posicionando el fémur para los apoyos correctos del pie en el suelo y para la estabilidad correcta de la rodilla y el tobillo. En la literatura hay numerosas referencias donde la debilidad del grupo muscular extensor/abductor/rotador externo, y principalmente el glúteo mayor y el glúteo medio, es un factor que incrementa el riesgo de sufrir lesiones por inversión del tobillo y lesiones en la rodilla por falta de una correcta alineación y déficit de control motor: ligamento cruzado anterior (LCA), ligamento lateral interno (LLI), síndrome iliotibial y patología femoro-patelar (Baldon et al., 2009; Bolgla et al., 2011; Cichanowski et al., 2007; Dolak et al., 2011; Ferber et al. 2010; Friel et al., 2006; Geiser, O’Connor, & Earl, 2010; Heiderscheit, 2010; Hughes & Watkins, 2006; Imwalle et al., 2009; Karen et al., 2006; Khayanbashi et al., 2012; Lininger & Miller, 2009; Lorenz, 2006; Lubahn et al., 2011; Page, Frank, & Lardner, 2010; Powers, 2010; Presswood et al., 2008; Robinson & Nee, 2007; Rowe, 2007; Sahrmann, 2006; Shimokochi & Shultz, 2008; Souza & Powers, 2009; Tyler et al., 2006; Willy & Davis, 2011).
La articulación de la cadera es primordial para un óptimo rendimiento deportivo. La capacidad muscular de extensión de la cadera, en concreto del glúteo mayor, es un eslabón imprescindible en la cadena impulsora. El glúteo medio es el mayor estabilizador lateral y, junto al glúteo mayor, es un importante responsable de la estabilidad del miembro inferior en los cambios de dirección. La musculatura de la cadera, junto con la musculatura estabilizadora lumbo-pélvica, garantizará la correcta trasmisión de las fuerzas del cuerpo al suelo y viceversa, evitando pérdidas indeseadas de fuerzas en cualquier plano a través de las inestabilidades articulares. La pérdida de movilidad articular en las caderas y la pérdida de fuerza de su musculatura estará relacionada con un aumento en el riesgo de padecer un buen número de lesiones. En las próximas entradas lo veremos más en profundidad.
Es una premisa que todas las articulaciones necesitan estabilidad a la vez que deben mantener sus completos rangos de movimientos en los diferentes planos. Las dos articulaciones de mayor movilidad, la gleno-humeral y la coxo-femoral, son bastante susceptibles a la inestabilidad precisamente debido a su gran movilidad y a sus complejos sistema de estabilización muscular.
Las caderas, además de sostener el complejo lumbo-pélvico, comandan todos los movimientos del miembro inferior, posicionando el fémur para los apoyos correctos del pie en el suelo y para la estabilidad correcta de la rodilla y el tobillo. En la literatura hay numerosas referencias donde la debilidad del grupo muscular extensor/abductor/rotador externo, y principalmente el glúteo mayor y el glúteo medio, es un factor que incrementa el riesgo de sufrir lesiones por inversión del tobillo y lesiones en la rodilla por falta de una correcta alineación y déficit de control motor: ligamento cruzado anterior (LCA), ligamento lateral interno (LLI), síndrome iliotibial y patología femoro-patelar (Baldon et al., 2009; Bolgla et al., 2011; Cichanowski et al., 2007; Dolak et al., 2011; Ferber et al. 2010; Friel et al., 2006; Geiser, O’Connor, & Earl, 2010; Heiderscheit, 2010; Hughes & Watkins, 2006; Imwalle et al., 2009; Karen et al., 2006; Khayanbashi et al., 2012; Lininger & Miller, 2009; Lorenz, 2006; Lubahn et al., 2011; Page, Frank, & Lardner, 2010; Powers, 2010; Presswood et al., 2008; Robinson & Nee, 2007; Rowe, 2007; Sahrmann, 2006; Shimokochi & Shultz, 2008; Souza & Powers, 2009; Tyler et al., 2006; Willy & Davis, 2011).
La articulación de la cadera es primordial para un óptimo rendimiento deportivo. La capacidad muscular de extensión de la cadera, en concreto del glúteo mayor, es un eslabón imprescindible en la cadena impulsora. El glúteo medio es el mayor estabilizador lateral y, junto al glúteo mayor, es un importante responsable de la estabilidad del miembro inferior en los cambios de dirección. La musculatura de la cadera, junto con la musculatura estabilizadora lumbo-pélvica, garantizará la correcta trasmisión de las fuerzas del cuerpo al suelo y viceversa, evitando pérdidas indeseadas de fuerzas en cualquier plano a través de las inestabilidades articulares. La pérdida de movilidad articular en las caderas y la pérdida de fuerza de su musculatura estará relacionada con un aumento en el riesgo de padecer un buen número de lesiones. En las próximas entradas lo veremos más en profundidad.
Imagen: Graig Liebenson. Functional Training Handbook
Referencias:
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Perfecto.
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